Cabeza, Corazón y TRUFA.

“Y comencé a correr por una calle muy inclinada, no veía a nadie, pero sentía que me perseguían, una sirena sonaba sin parar, y advertí en mi cara algo suave y húmedo. Abrí los ojos, estabas allí con tus las dos patas delanteras sobre la cama, para darme los buenos días y rescatarme de aquella pesadilla. Podría decirse, que mi miedo, fue tu primer olor de la mañana. Me incorporé, mientras me seguías, moviendo tu cola con alegría. Llegamos a la cocina, donde me prepare un café que desprendía un intenso aroma, mientras te sirvo la comida en tu cuenco. Tenemos cara de dormidos, pero tu nariz está bien despierta, se orienta en todas las direcciones, como una brújula que te lleva a perseguir las tostadas. Te acaricio, mientras tu hocico, invade mi mano para ser examinada, y delatar que el pan llevaba mantequilla.

Después salimos de casa, al bajar en el ascensor, nos embriaga el perfume de nuestra vecina. Al abrir la puerta sentimos el aire frío, mientras comienzas a oler el rocío de las mañanas. En la oscuridad empieza nuestro día, con tú olisqueo, despertador y explorador. Levantas tu hocico para sentir la brisa. Yo intento imitarte y respiro profundo. Me siento bien.

Y es que la vida, como todo perfume, contiene tres elementos esenciales, la cabeza, el corazón y la base. La primera contiene la impresión, que dura unos minutos, para ceder la fragancia al corazón, donde permanece varias horas, y por último está la base que es la huella del perfume, que dura varios días.

Hay aromas que su huella permanece toda una vida, son olores de infancia, con sabor a seres hogar. El olor del bizcocho que hacía la abuela, el perfume de mi padre cuando me abrazaba por las mañanas, una comida favorita, el buqué de las calles del pueblo donde jugaba en verano, la esencia a perro, a nuestro primer perro, Tina …

Hay fragancias con olor, a bondad y amor, esas que dejan huella en nuestro corazón. Esas que nos recuerda que la vida merece la pena vivir, oler, saborear, disfrutar y conquistar.

Y es que mis mañanas, contigo, exhalan un olor a amistad y lealtad. ¿Y vuestro despertar a que huele?

¡Dedicado @maytica_ Muchas Felicidades por el segundo cumpleaños! Trufa, eres única, tienes el corazón y el cerebro conectados entre sí, por eso lo haces todo con tanto amor, para dejarnos tus huellas. Gracias, por hacer de nuestro Corazón una Gran Familia.”

Laboratorio de olores

Los perros perciben la mayor parte del entorno por medio de la nariz. Todos tenemos un olor diferente y único. Cada olor va asociado a diferentes emociones. El perro tiene unos 220 millones de células olfativas, mientras que nosotros 10 millones. Las partículas olorosas llegan a la nariz, se fijan a los receptores de las mucosas, la información se trasmite al cerebro donde se procesan los olores, como en un laboratorio. Allí, los nuevos olores, se comparan con los almacenados.

Podemos decir que para los perros “oler” está relacionado con una experiencia asociada a un determinado proceso de aprendizaje. Estas podrán ser positivas o negativas. Un perro inspira de 300 a 500 veces por minuto cuando está dedicado a olfatear. El olor es importante para el perro en función de lo vital que sea para él. Por ejemplo, si el perro tiene hambre y busca algo de comer, estará más receptivo a los olores de comida.

Los perros al inspirar procesan de forma independiente las partículas olorosas que penetran por las fosas nasales. De esta forma nuestro perro puede reconocer el curso de un rastro y distinguir entre los existentes.

El órgano de Jacobson, que es un pequeño canal que comienza por detrás de los incisivos, en el paladar y continua por las fosas nasales, analiza los olores. Está conectado directamente con el sistema límbico. Este, el precelebro, es el responsable de la admisión de estímulos olfativos procedente de los alimentos o sustancias de la atracción sexual, el comportamiento instintivo y la formación de hormonas. Esto se traduce a que ante un olor el perro tendrá un determinado comportamiento.

Cuanto más largo es el hocico, mejor será la posibilidad de oler, al existir en la parte interior de la nariz una mayor cantidad de células olfativas.

La nariz es imprescindible para la supervivencia (buscar alimento y agua) y para el instinto reproducción. En general, el olfato sirve para reconocer a otros animales y personas.

Dejemos que el perro descubra el mundo con su nariz. Te invitamos, a que nos sigas y participes, con nuestros retos #eresanimal, que comenzaran en enero del 2023.

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