La promesa

Feliz de cumplir una promesa porque cuando nada esperas todo llega. Soy Inma, nacida en una familia amante de los animales. Ulises fue mi primer gato, un puñado de algodón que brincaba sin ton ni son. Luna, mi primera perra, nuestras miradas se cruzaron en su camada, tuvieron un breve diálogo, fue amor a primera vista y Crush. Con pañuelos de colores, mi sombra, pizpireta, cariñosa, inteligente y glotona, cada vez que abría la puerta del frigorífico allí estaba. Al atardecer, me encantaba caminar con ella, y desde lo alto del parque contemplar Madrid, acariciando sus largas y suaves orejas. No le gustaba estar sola, así que adoptamos a nuestra gata Mar. Rompimos mitos.

Gracias a Luna descubrí su fascinante mundo, aprendí a conocerme mejor, mi espejo y encontré mi pasión. Formándome como Educadora canina, comprobé que hay otras formas de enseñar, que se basa en la cooperación, incorpora firmeza con dignidad y respeto como fundamento para la enseñanza de las habilidades de la vida y un sentido interno de control.

Luego ampliamos la familia con Ónix, inteligente, sensible, sociable y protectora, que nos revolucionó con sus trastadas.

Y entonces, en mi madurez, llegó mi deseada maternidad, con Sara, mi motor, miss sonrisa bonita. Soy consciente de los beneficios y responsabilidades de vivir en una familia multiespecie, y que la vivencia de la realidad es diferente para cada individuo, por sus características, el contexto, la educación, las experiencias vividas e incluso las expectativas. De ahí, la necesidad de enriquecerse internamente, de conocer más, de aprender nuevas formas de mirar, de valorar y de interpretar un mundo en constante transformación, y me formé como Educadora de Familias certificada en Disciplina Positiva.

Mi leal amiga, Luna, se hizo mayor, enfermo, y llego el momento de la despedida, agarrada de su pata, le prometí que todo aquello que ella me había enseñado, no podía quedar en aguas de borraja, y recordé las palabras mi profesor: “Aunque es complicado ser diferente. Quizás no podamos cambiar el mundo nosotros solos, pero si podemos hacer que nuestro pequeño mundo mejore, sentirnos y hacer sentir bien a los que nos rodea”

En el momento de decidir mi futuro profesional, no me decante por ninguna profesión relacionada con los animales, seguí los pasos de mi familia. Licenciada en Administración y Dirección de Empresas, he trabajado durante más de 20 años en una gran empresa, disfrutando del trabajo. En mi vida laboral he conocido talentosos emprendedores adaptándose a los mercados, que despertaron en mí esa necesidad de crear. Y esperé mi momento, porque para emprender antes hay que Aprehender con h: “Lo hago mío, lo construyó, formó parte del resultado, se queda, tiene sentido para mí”.

La filosofía del proyecto es generar un sentido de pertenencia, de familia, donde la educación en positivo pueda dotarnos de muchas herramientas basadas en el respeto mutuo, promoviendo el pensamiento, la solución de problemas, una buena gestión emocional, un desarrollo pleno y saludable, así como un ambiente libre de culpa y lleno de estímulos.

Y como dice uno de mis libros favoritos “Donde el Corazón te lleve”: “Y luego, cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad con que respiraste el día en que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aún. Quédate quieta, en silencio, y escucha tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve”

Y mi corazón me guio a “Vida Escrita”, donde “Crear es Creer”, ahora gracias a ellos, en nuestro sueño “Corazón Canino” vuelvo a encontrarme con Luna, porque fuimos un breve cuento que leeré mil veces, Guau.

Inma Díaz.

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