El REY vive en la República Independiente de nuestro Corazón.
Larga vida al Rey
Bienvenidos, su alteza le espera.
El lugar donde se halla depende de la hora del día. A su majestad le gusta estar a sus anchas en las diferentes estancias. Tiene predilección por los muebles más mullidos donde suele descansar y no para de jugar. Quizás por ser real, es independiente, libre y menos adulador. Ganándose la fama de poco arisco… Te recuerdo que no le gustan los abrazos, más cuando estés sentando y salte en tu regazo. Con suerte podrás disfrutar al oírle ronronear.
Cuando te reúnas con él, te mirará con atención y examinará tu intención. Para estar en alerta requiere silencio, desaprueba el alboroto y las risotadas. Como es de alta cuna sabe varios idiomas cat, gato, chat, katze, gatto, Kat, katt, qit …
Me encantaría que este microcuento fuera tan misterioso como sus ojos, listos para engatusar. Es muy guapetón, aunque asusta a rata o ratón. Se conserva bien por ser fiel a una rutina diaria. Camina por las estancias con el rabo en vertical, mientras se atusa los bigotes y se mantiene altivo. Siempre ha de hacer lo que él quiera y no hay nadie que pueda evitarlo.
El tiempo pasa sin prisas para el que tiene siete vidas. Suele cantar “yo seré siempre el que más viva” y todos los demás le decimos al compás “larga vida al Rey”.
Si se alarga tu estancia, y te quedas a dormir, no te asustes, ni sientas envidia al verle pasear, ajeno a los diversos asuntos que preocupan a los humanos, disfrutando en libertad con las luces nocturnas en su jardín. Los seres apasionados trasnochan en soledad, siendo el refugio de los más exigentes.
Orgulloso e independiente, nunca se sentirá propiedad de nadie. Su más fiel compañera va y viene en el día, para desvanecerse durante horas, pero siempre camina a su lado. Su sombra está aquí o allí. No hay mayor conquistador que quien se conquista a sí mismo. El mundo entero se aparta cuando le ven pasar. Su mayor misión es ser el mismo.
Recuerda que tu vida es tan grande como los seres que colocas a tu lado. Qué mejor que vivir con un Rey. Que no esconde su esencia por lo que otros puedan pensar.
Y como la felicidad es caminar. Aprenderás a quererle, con su carácter e independencia, sin intentar cambiarle. Y es que no se trata de estar con su alteza eternamente, sino de estar con él enteramente. Aceptando sus ausencias, dejándote que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad. Disfrutando del presente, en la república independiente de nuestro corazón.